Exposiciones
17/09/2005 - 26/02/2006
Museo Arqueológico de Tárraco
La exposición La fragilidad en el tiempo. El vidrio en la Antigüedad, producida por el Museu d’Arqueologia de Catalunya, presenta una selección de las mejores piezas de vidrio antiguo conservadas en sus diferentes sedes – la sede de Barcelona del MAC, los museos de las sedes gerundenses del MAC (Empúries, Ullastret i Sant Pere de Galligans) y el Museu Nacional Arqueològic de Tarragona -, ordenadas a partir de las técnicas de fabricación y de decoración. Se trata de objetos que debían ser utilizados por alguien no muy diferente a nosotros. Piezas que, a pesar de su fragilidad, han sobrevivido al paso del tiempo para permitirnos disfrutar de su belleza y autenticidad.
El vidrio es uno de los primeros materiales de síntesis que ha elaborado el hombre. En su composición intervienen la tierra, el fuego, el aire y el agua, los cuatro elementos básicos de la naturaleza. Más allá de su valor estético, el vidrio goza de unas características que lo hacen único: es inodoro, no altera el sabor, es reutilizable y fácilmente reciclable. Estas cualidades intrínsecas han hecho que, desde su descubrimiento, hace más de 5.000 años, hasta hoy día, el hombre lo haya usado para satisfacer las necesidades más diversas.
La muestra se articula en tres bloques que corresponden a diferentes momentos de la historia del vidrio en la antigüedad. Estas tres fases ilustran la evolución de las técnicas de fabricación, así como el proceso por el que el objeto de vidrio dejó de ser un producto de lujo para convertirse en un elemento muy frecuente de la vida cotidiana.
Las conclusiones de los estudios realizados en diferentes hallazgos arqueológicos, principalmente en Mesopotamia, situan el origen del vidrio en esta zona a finales del tercer milenio aC, en plena Edad del Bronce. Las técnicas de frabricación conocidas en aquellos primeros momentos condicionaban las formas y la medida de las piezas obtenidas. El vidrio era un material escaso y costoso y su utilización quedaba limitada a ornamentos personales, contenedores y elementos de decoración.
La expansión romana por todo el Mediterráneo permitió abrir el comercio de los productos elaborados en los talleres de la zona sirio-palestina alrededor del mundo romano. El transporte de las piezas de vidrio se hacía por tierra y por mar. En las excavaciones realizadas en Empúries, Ullastret y en otros yacimientos catalanes se han encontrado colgantes, amuletos, pequeños contenedores y otros objetos precedentes de esta zona que, seguramente, debían de llegar a nuestras tierras como fruto de un intercambio comercial.
Cuando en el s.I aC aparece la técnica del soplado de vidrio, se pudieron producir objetos de vidrio con más rapideza. También se multiplicó la variedad de formas y se consiguieron piezas de dimensiones más grandes. Los objetos de vidrio, hasta entonces restringidos a una élite, se abarataron y estuvieron al alcance de todas las clases sociales. En época romana el vidrio vivió una verdadera eclosión. Se utilizó para fabricar recipientes de perfumería, de cosmética, de uso médico, pequeñas joyas y amuletos, vajilla de mesa y contenedores de cocina. En arquitectura, el vidrio también tuvo un papel muy importante como elemento decorativo y como material para tapar ventanas.
Con las invasiones de los pueblos bárbaros, a finales del s.IV y durante el s.V dC, desapareció la unidad que el mundo romano mostraba en todas las provincias del Imperio, tan tecnológicamente como ornamental. La producción del vidrio no se interrumpió pero la inestabilidad política y las dificultades en las rutas terrestres y marítimas limitaron también el intercambio comercial cultural. En consecuencia, cada región personalizó sus productos, hecho que supuso una mayor diversidad de formas y decoraciones.
La exposición La fragilidad en el tiempo. El vidrio en la antigüedad constituyó una oportunidad única para disfrutar de la contemplación de unos objetos muy singulares que, a pesar de su fragilidad, han sobrevivido al paso del tiempo. Abarcando una cronología que va desde el s.VII aC hasta el s.VI dC, la exposición incluyó más de 150 piezas de todo tipo: piezas de joyería, pequeños contenedores que se utilizaban para guardar ungüentos y perfumes, platos y otros recipientes de mesa y cocina, jarras, amuletos, fragmentos de un vidrio de ventana de época romana...sea como sea, todas las piezas expuestas sorprenden por su belleza y su buen estado de conservación. Se trata de objetos encontrados la mayor parte en entierros. Eran objeto de uso cotidiano que, en un determinado momento, sirvieron para albergar las cenizas del difunto o pasaron a formar parte de un ajuar funerario. Las tumbas han facilitado la protección de estos materiales tan frágiles al aislarlos del exterior y limitar la acción de los agentes atmosféricos.
Esta exposición formó parte del proyecto de la Unión Europea Glassway. El vidrio desde la antigüedad a la actualidad en la conca del Mediterráneo, desarrollado dentro del programa Interreg III B Mediterráneo occidental, liderado por la Soprintendenza per i Beni Archeologici e Paesaggistici de la Región Autónoma del Valle de Aosta y en el que han participado además del Museu d'Arqueològica de Catalunya, el Istituto per lo Studio del Vetro e dell'Arte Vetraria d'Altare, el Sistema de Museus i Serveis Culturals de la Región de la Llombardía, la Soprintendenza Archeologica de Ragusa, el Departamento de Arqueología Clásica de la Universidad de Malta y el Museo de Cherchel de Algéria.