Tárraco en la fotografía del siglo XX: 1939-1979

Una de las líneas de trabajo en las aportaciones del Museu Nacional Arqueològic de Tarragona a las sucesivas ediciones de la Primavera Fotográfica de Cataluña ha sido la de la retrospectiva, alternándola con otras de distinta y muy variada naturaleza.

De acuerdo con el planteamiento que nos pareció más coherente, este viaje retrospectivo se empezó, el año 1990, con la exposición Effigies Tarraconenses que, de alguna manera, recuperaba los documentos fotográficos más antiguos referentes a Tárraco - datados los años 60 y 70 del siglo XIX- y nos llevaba, tímidamente, en este caso, hasta los años 50 del siglo XX, hasta el momento en que la fotografía dejó de ser una opción reservada a los profesionales y a unos pocos privilegiados para transformarse -gracias a la importante simplificación técnica de los aparatos fotográficos y, en nuestro país, a las particulares circunstancias del llamado "desarrollismo"- en una actividad cada vez más popularizada. Posteriores propuestas, siempre en el marco de la Primavera Fotográfica de Cataluña, incidieron en temas concretos que, prácticamente, acabaron de dar una visión bastante exhaustiva de la fotografía que eludía a Tárraco hasta los primeros decenios del siglo XX.

Tárraco en la fotografía del siglo XX: 1939-1979 se presenta, entonces, con la voluntad de cerrar el círculo de aquella visión retrospectiva de la documentación fotográfica de Tárraco. Abordamos una etapa en la cual, primero tímidamente y, más adelante, con una más amplia incidencia, en que la fotografía aconteció como apoyo documental esencial para dejar constancia de las circunstancias de un periodo en que, con todos los matices que haga falta contemplar, la cultura y el patrimonio se tuvieron que mover a contracorriente, en un marco nada favorable, más motivado, en general, por las estrategias de una política de imagen que no por unos criterios arraigados a una sensibilidad.

Tárraco en la fotografía del siglo XX: 1939-1979 se quiere constituir, objetivamente, y siempre con el patrimonio arqueológico de Tarragona como escenario, en el testimonio gráfico de una época y de unas circunstancias; pero quiere ser, también, un reconocimiento público hacia todos aquellos que -en algunos casos, en el marco del ejercicio de su profesión y de sus responsabilidades directas o, muy a menudo, en el del más puro voluntarismo, desde su inquietud por la historia- fueron capaces de conformar, en el si de aquella época y de aquellas circunstancias, una auténtica crónica y de perpetuar el recuerdo. Dejando escrita, por tanto, la historia de su tiempo. Para muchos de nosotros, de nuestro propio tiempo.